domingo, 11 de octubre de 2009

12 de octubre: ¿Descubrimiento?



12 de octubre: ¿Descubrimiento?
Por Mara Fernández Brozzi (Nota Editorial del Periódico ENGRANAJE)
¿Cuándo fue que comenzamos a festejar la muerte?, ¿qué nos enseñaron que fuimos levantando banderas de sangre y exterminio?, ¿hasta dónde fuimos desconociendo nuestros propios orígenes y nuestra verdadera identidad?
Es hora que comencemos a modificar realmente nuestro calendario de festejos y a llamar a las cosas por su nombre, porque eso tiene que ver con lo que somos y con lo que queremos ser como pueblo, como gran pueblo latinoamericano. La identidad es lo más valioso que tenemos y si seguimos edificándola sobre mentiras, de las que han permanecido incuestionables durante muchísimo tiempo, no la tendremos, sólo contribuiremos a más mentiras, y seremos entonces cómplices de nuevas y viejas muertes y aniquilamientos y robos y usurpaciones e invasiones, que en nombre de la “civilización” se arrasa con naciones enteras. Se destruyen las culturas y los cuerpos que las enaltecen.
Ese mediodía del desembarco, las famosas tres carabelas de los manuales de historia, y ese Colón enaltecido con su cortecito carré, tomaron posesión de innumerables tierras que se dijeron “descubrir”, allí vivían noventa millones de personas, que no fueron inventadas por los colonizadores de la muerte. América no fue el producto de esos ojos ambiciosos que la vieron por vez primera, esa América, nuestra América había estado habitada desde hacía por lo menos 12.000 años antes que los invasores llegasen.
A más de quinientos años de aquel sangriento 12 de octubre, cuando un grupo de caníbales decidieron venir a ponerle el nombre de “descubrimiento” a lo que ya estaba aquí, nada fue descubierto, sino su ambición que no conocía ni de límites ni tierras redondas. Colón y sus secuaces llegaron al continente americano a: usurpar, robar, aniquilar, destrozar nuestras tierras, hermanos, cultura, identidad, vida. A más de quinientos años de ese GENOCIDIO cometido por los autodenominados civilizadores españoles, es hora que nada se festeje. Es hora que adelantemos un día en todo caso en esos festejos, y pongamos de manera oficial al 11 de octubre como el último día de la libertad, de la reafirmación de las culturas originarias y de la americanidad.
El Cacique Guaipuro Cuauhtémoc, en una carta que le enviase a los Gobernantes de Europa decía: “se llevaron en 300 años de conquista más de 180.000 kilos de oro y 16 millones de kilos de plata, entre otras cosas. Si les cobráramos por eso los intereses que ustedes nos cobran hoy, no alcanzarían las calculadoras para sacar la cuenta de lo que nos deben”.
Y ese oro que se llevaron no lo consiguieron intercambiándolo por espejitos, continuar sosteniendo esta fábula es continuar subestimando la resistencia que nuestros hermanos indios le dieron a los asesinos “colonizadores”, ese oro lo hicieron suyo a fuerza de espadas y trabucos, sangre y muerte.
Hernán Cortés, conocido por todos como el compañerito de Colón, al que estudiamos en la escuela sumando historias de mentira, ese hombre fue quien secuestró y mató a Moctezuma a pesar de que los aztecas habían pagado un rescate de toneladas de oro y plata. Lo mismo hizo su compañero Pizarro con Atahualpa en el Perú. Ochenta millones de vidas quedaron en manos de los asesinos que vinieron a civilizarnos, ochenta millones de vidas quedaron en las minas, en los obrajes, en las haciendas. España y los banqueros europeos se vieron enriquecidos con la aventura demencial de los conductores de las tres carabelas, y nuestro Continente destrozado.
Pero como no todo fue silencio a lo largo de todos estos años, estuvieron y están quienes siguen defendiendo y peleando por la identidad de todos. Las actuales luchas populares revolucionarias de los indígenas en Bolivia y en Chiapas (México) marcan un ejemplo y un camino no sólo para sus comunidades sino para todos los movimientos sociales latinoamericanos y mundiales.
Dejemos de “ningundear” nuestra historia, nuestra identidad, y comencemos a reconocernos en nosotros mismos y no en el reflejo de los espejos de mentira que otros nos quieren mostrar. Valorar nuestra identidad empieza por respetarla y reconocerla como nuestra.

0 comentarios. ¡DEJA TU COMENTARIO!:

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Blogger Templates