A Diego le duele la vida.
Se siente oprimido. Hastiado. Vacío.
Necesita liberarse.
Y pensó que quizás matando lo pudiese lograr.
El asesino no es una obra de teatro, es un intento desesperado de redención.
No tiene diálogos. Esta inundado de suplicas, broncas, puñales disimulados en palabras.
No tiene historia. Es la ausencia de ella.
Su protagonista no es un hombre. Es el dolor. Es la soledad. Es la bronca.
El Asesino.
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